domingo, 5 de abril de 2009

Anne Buttimer.


Es Profesora de Geografía en la Universidad de Dublín desde 1991. Estudio Latín, Matemáticas y Geografía antes de obtener su doctorado en Geografía en la Universidad de Washington (Seattle) en 1965 y desde entonces ha impartido cátedra en Bélgica, Canadá, Francia, Escocia, Suecia y Estados Unidos. Sus publicaciones incluyen temas de espacio social, planeación urbana e historia de las ideas y asuntos ambientales. Algunas de sus contribuciones han sido traducidos a varios idiomas, entre ellos alemán, francés, holandés, japonés, lituano, polaco, portugués, ruso, español y sueco. En su papel de Presidente de la UGI la Prof. Buttimer está convencida que los geógrafos pueden promover un diálogo cultural entre especialistas de las ciencias naturales y las humanidades, en temas relativos al desarrollo sustentable y el establecimiento de mejores sistemas de vida para la humanidad en nuestro planeta.



Fuente de Texto.


Hogar, campo de movimiento y sentido del lugar.

Según Anne Buttimer en este libro hace referencia a varios temas importantes, uno es el de lugar e identidad, aquí es donde los estudios sobre el sentido del lugar analizan varios temas que se repiten constantemente, por lo que parece que el sentido de identidad personal y cultural de la gente está íntimamente unido al de identidad del lugar. La perdida de la tierra natal o “la perdida del lugar de uno” puede con frecuencia desencadenar una crisis de identidad [1].

También tenemos una idea de comunidad, en la cuál la autora propone que se abandone el énfasis puesto en la oposición, se reflexione en torno al lugar a partir de la dualidad hogar-campo de movimiento, como una distinción útil para georreferenciar dos movimientos recíprocos existentes en la mayoría de las formas de vida. En este sentido, Buttimer adopta una visión mucho menos estática y esquemática.

Por otra parte, el sentido del lugar, y ese estar siendo que reclaman los geógrafos actuales, desprendidos de las reglas de unificación materialista, no dejan de ser una verdadera aproximación al hombre. Buttimer como gestora de la geografía humanística, dirá en este contexto: “Es difícil para una oriunda de Irlanda rural tomar una postura culturalmente relativista con respecto a los paisajes deslocalizados del campo de movimiento. No es sólo a causa de la estética o de la sobrecarga sensorial; más bien deriva de una nausea hacia los valores que hacen que las máquinas, los bienes de consumo, el movimiento y el comercio sean más importantes que el encuentro humano o que dejar que la naturaleza tenga espacios para respirar”[2].

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